Horizonte
I
Inmóvil
sobre la rama,
una
urraca se incendia
en el
atardecer.
La miro
desde lejos
y le
doy la espalda al sol.
Ella no
sabe que en sus plumas
se
quema todo lo que busca.
Su
ambición le lame el cuerpo,
y ella
se va despintando
conforme
acaba la tarde.
II
Sólo la
intuición delinea su figura.
Tal vez
lo que miro sean:
sus
garras como ganchos
en la
rama,
o su
rostro de carbón,
tal vez
los ojos que nacen en la noche.
No lo
sé. Y sé
que
pronto será una ráfaga de oscuridad,
el
murciélago
hará
temblar la rama.
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