Desencanto de la diez en punto
Las
casas están encantadas
Por
blancos camisones.
Ninguno
es verde,
O
púrpura con anillos verdes,
O
verde con anillos amarillos,
O
amarillos con anillos azules.
Ninguno
de ellos es extraño,
Con
medias de encaje
Y
recamados cinturones.
La
gente no va a soñar
Con
cinéfalos y pervenchas.
Sólo
aquí y allá, un viejo marinero,
Ebrio
y dormido con las botas puestas,
Atrapa
tigres
En
el temporal rojo.
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