sábado, 31 de octubre de 2020

ANA TORRES LICON

 

 

 

Meditación

 

 

Observo atenta al silencio

tan leve como espuma,

tan luminoso,

cayendo entre mis manos.

Lo palpé

como el fulgor matinal que se cuela por la ventana,

como el ruido de las calles en la madrugada.

Lo disfruté

pude sentirlo surcar mi piel

y me tatuó con la tinta del viento,

me abrazó como un padre;

en él me refugié de mi misma,

hui de recuerdos y deseos.

para no perderme.

Siempre imaginé al silencio

sentado junto a mi abuelo,

siempre lo imaginé

jugando con los perros

echando suertes y apostando

con aquel limosnero,

Ahora el silencio es

mi cómplice.



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