viernes, 2 de octubre de 2020

REYNALDO URIBE

  


 

En mi andar de soñador comprendí mi mal de vida





Andar

con la memoria a cuestas

refugiarme

sólo

en la estación que vendrá,

esa

que ya no recibe

ni despide trenes.



Buscar el amor

que siempre

parece cerca,

esconderme de la muerte

agazapada en mi sombra,

querer asir la vida

que inevitablemente

está en la línea de horizonte.



Habitar casas

como hoteles,

oler flores

del mantel y las cortinas



ver de las valijas



(como del vaso de vino)



la mitad llena

o la mitad vacía.


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