Un
ara en el jardín redime
el tránsito libre por tu cuerpo.
Estrellas, cerezas y luciérnagas
salvajes en su seno,
florecen, esta noche y al alba,
al esconderse el sueño.
Luce el abismo al despertar el día.
Tan lejos, tan vacíos, tan atrás
quedan los besos
que quisiera
renovar a cada instante
efímeros votos en tu lecho.
De:
“Un roce al paso”
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