V
Muertos
que me fueron queridos, no sean celosos,
vuestra cenicienta voz me seduce y me llama,
estoy todavía con ángeles en la escalera,
no he podido venir tan rápido ante vosotros,
pero estoy tambaleante.
Mientras
la luna juega con las olas de los mares
y lleva al océano de una orilla a la otra,
mi aliento está retenido entre los seres vivos,
todavía no he podido esconderme del aire,
sin embargo ya voy…
De:
“El honor del sufrimiento”
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