lunes, 27 de enero de 2025

KRISTÍN DIMITROVA

 

 

 

Frente a la tiendecita del barrio 



Al anochecer frente a la tiendecita del barrio

con una cerveza en la mano, dos de ellos llevan conjuntos deportivos,

uno trae puesto un pantalón corto y dos más

visten de traje, sus sacos echados

sobre el hombro, como presa trivial del día.

Están sin afeitar. Los pelos atraviesan afables

la pulida apariencia de oficinista y devuelven

los rostros a la jungla.

Están hablando de fútbol, de política,

nada importante.

Ríen, socorren a sus palabras con las manos.

El silencio se despeja con sus gestos, el crepúsculo

se ha arrastrado hasta la tiendecita,

pero aún se oculta en las sombras, extingue

desde lejos su letrero de neón.

Los tilos exhalan el calor sofocante.

La chica está apoyada sobre los codos en el mostrador,

llena alguno que otro vaso y lo entrega.

Está distraída. Es invisible. Un silencio imperceptible

entre el grupo. Sin embargo, de cuando en cuando

ella se ríe de algún chiste

y por los ojos de los cinco

pasan antorchas. Es verano.

Cada quien se apresura a olvidar eso

que recordará para siempre.

 

De: “En una de las paradas del tiempo”

Versión de Reynol Pérez Vázquez.

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