La
puerta anterior
Instalada
antes del tiempo se recuadraba su imagen a la salida del paraíso, aguardando a
la pareja solitaria que la transgredió con su sombra rumbo al desconocido
mundo. Inalterable se ha mantenido, crecida desmesuradamente ante nuestros
ojos.
Buscando
la puerta de entrada al recinto ancestral se nos pasa la vida sin nunca llegar
a es altura, resplandecida, llameante desde antaño. Frente al agonizante mundo
donde las especies han perdido su ciclo y los árboles cuelgan de sus raíces
como hendiduras en el cielo, yacemos esperando. Damos vueltas, en revoloteo de
aves frente al ausente nido. Memorial tiempo incinera nuestros pasos alrededor
sin encontrar ni señales, ni signos. La primera puerta, nos decimos, ha de ser
la última, que es, que será esa que precisamente tendremos que franquear en el
aciago, inesperado día de nuestra condena.
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