jueves, 24 de julio de 2025

JOSÉ HOMERO

 

  

La verdad de la poesía

 

 

I

La poesía carece de lectores. Saberlo

nos permite alejarnos de sus páginas

admitir la exigencia de los tontos

y convertir los versos en los balbuceos

de un borracho o un asmático.

Entre hipos, entre sollozos de niños

que no se resignan a tener sombra,

a ver en el espejo papadas

con cagarrutas y vientres redondos

como peroles de brujas alemanas,

contamos la miseria de los días,

ahítos de sueño, faltos de esperanza,

repitiendo las palabras de los otros,

de aquellos que nunca supieron de poesía

como tampoco algunos sabemos de boliche

o de barajas. Sí, la poesía no la lee nadie,

nadie la entiende, como no se entiende a Dios,

la emoción ante los mares, las tormenras, las mujeres,

ni siquiera por qué nos llamamos como nos llamamos.

La poesía no se entiende

A nadie le importa

No existen ángeles

Escribir sobre rosas es asunto de biólogos o de criminales

retirados —Scherer dixit. Nadie repara en la estulticia

de un argumento que pide monstruos incestos diálogos de idiotas

espejos tibios que al mundo ofrecen la vanidad de sus muñones,

sus llagas, no sus lepras, sus miembros tumefactos.

Como la poesía no se entiende

infestan los callejones de los versos

los que cuentan sus miserias los que narran

asaltando al desprevenido transeúnte

con sus escupitajos borracheras coitos y resentimientos

Hemos convertido al poema en un cerdo enorme

tienes manchas rojizas y un lunar en el rabo

parece el mapa de un planeta ignoto

Nadie se reconoce en ella pero todos quieren su tajada.

Como la poesía no interesa

no nos queda otro remedio

que escribir que a nadie le interesa la poesía

si investirnos queremos de poetas

gruñendo y hozando

muy

contentos

 

 

II

¡Qué bueno que a nadie le interese la poesía!

Libres al fin de las exigencias de la métrica

de la retórica de la ética del sentido

hagamos fiesta retocemos en los prados

de las líneas —yo sugeriría

incluso enfrentar los ojos demudados

del lector como niños jugando al cíclope y decirle

Trato o truco

luego

degollarlo

al cabo

de su cabeza podran hacerse

siempre tacos

y con los huesos

agujas para enhebrar mejor relatos.

La poesía debería dejar de aspirar al otro`

y convertirse en un acto religioso

tan íntimo y solitario

que nadie se atreviera a decir soy poeta

por miedo a qué oyeran otra cosa

preguntando cuánto pides

Libres de esa necesidad

por qué no imaginar que todos escribimos poemas

en la soledad de nuestras casas

cuando duerme la esposa el marido los hijos la sirvienta

ajenos a los crímenes perpetrados por

un mundo de poetas donde nadie sabe qué dice el otro

 

 

III

Que la poesía no se entienda

permitirá acabar con las envidias

con las lerdas tonterías de los cafés y las cantinas

A quién le importan tus desdichas con la sílaba

la imagen o el sentido

Tus sentidos sólo existen para el poema

y el poema sólo se escribe en un momento

por lo general insólito

inesperado

como la hora en que escribo este poema

sabiendo que debo pagar la renta

y no tengo ni un

pero así se va tras de las nalgas que nos prometen la sonrisa

La poesía es el arte del futuro

ha perdido su vínculo con la demanda

No debe cumplir con nada ni satisfacer

plebeyos paladares —es la envidia de los cccineros el poeta

pero no lo digan porque dismibuirían las ventas de McDonalds

Burguer King, Sanborns y Sabritas.

El poeta puede copular con quien desee

y si se viene precozmente a quién le importa.

Saciado en sí consigo mismo

el lenguaje de nuevo su aspecto recupere

e incluso de mañana mientras otros se angustian por la cruda y los osos que

[habrán hecho

                                                                                                        podrá decir

que a nadie le importa un carajo la poesía

con un eructo ahíto ante su imagen.

 

 

IV

Soy un poeta sin lectores

aunque amo a la poesía

del mismo modo que amo a las adolescentes de largos cabellos

y senos breves sin decir nada.

También podría hablar de mi arrebato ante la perfección de la luz

o la caricia del viento algunas tardes

sentado en un sillón en el balcón de mi departamento

pero estaría escribiendo poemas

diciendo cosas que a nadie le interesan.

Mejor debería redactar folletos

para que uses ésta y no otra tarjeta de crédito

colocando juegos de palabras ingeniosos

que me inmortalizarán gracias a un profesor que aislara disemias, paronomasias y glosemias

antes de aplicarme la eutanasia presentándomela como una sensual Anastasia

o bien

folletos con vistas turísticas

la única forma socialmente aceptada de arrobo ante el paisaje

Lo que los poetas callan

es que el lenguaje nació

para que los diseñadores tuvieran

con qué llenar sus huecos

para que las fotografías no se vieran tan desoladas

como esas mujeres minuciosamente ataviadas que se van quedando cada vez más solas en las barras

de los bares de los grandes hoteles a medida que la noche avanza

             Las palabras no distinguen a los hombres

             tan sólo a los tipógrafos

He aquí la única

verdad de la poesía

 

 

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