jueves, 24 de julio de 2025

CARLOS MARZAL

 

 

Mi casa

A Francisco A. Méndez 


Amo mi casa 
por sus cuatro viejos costados 
llena de voces y ruidos: 
casa de adobe y machihembre 
que se queja por la noche 
como una viejecita enferma. 
Amo esta casa que me habla 
desde sus inocentes paredes, 
desde sus oscuros rincones 
y sus goteras que regresan 
cada año con las lluvias de mayo. 
Amo esta casa 
de habitaciones revueltas 
-que guardan las memorias 
de los vivos y los muertos- 
donde mis hijos 
duermen un sueño honrado 
y la verdad amarillenta de los libros 
reposa en anaqueles que huelen a cedros y 
cipreses. 
Casa sencilla, 
con el lujo antiguo 
de un filtro de agua que no sirve, 
relojes que no miden el tiempo 
y una cocina alegre y cálida, 
como deben ser las madres. 
Casa hecha para vivir en ella, 
o simplemente 
para entrar por sus puertas sin cerrojos, 
por sus ventanas abiertas 
y encontrar su corazón de adobe 
que late acompasado 
al mismo ritmo de la tierra. 

 

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