En
la tumba de mi hijo
¡Espejismos
del alma dolorida!…
¡Hermosas esperanzas de la vida
Que disipa la muerte con crueldad!
Para engañar las penas nos forjamos
Imágenes de dicha, y luego damos
Á la Ilusión el nombre de Verdad.
Aquí
te llamo y nadie me responde:
Sorda y cruel, la tierra que te esconde
Ni el eco de mi voz devolverá.
Así la Eternidad: sombría y muda,
El odio ni el amor, la fe y la duda
En sus abismos nada alcanzarán.
Otros
alienten la creencia vana
De que es posible á la esperanza humana
De la muerte sacar vida y amor.
Si es cruel la verdad, yo la prefiero…
¡Me duele el corazón, pero no quiero
Consolar con mentiras mi dolor!
¡Hijo
querido, la esperanza mía!
Animaste mi hogar tan sólo un día,
No volvemos á vernos ya los dos…
Pues que la ley se cumpla del destino:
Tomo mi cruz y sigo mi camino…
¡Luz
de mi hogar y mi esperanza, adiós!
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