Frontera
En
páginas inéditas y en las playas de arenas liberadas
del silencio, me adentro legítimamente
en la misteriosa esfera de los vivos, cercanos y
lejanos
La
distancia entre las personas y la flagrante discrepancia entre el ego y el
super-ego me recuerdan quién soy y de dónde vengo. Las fronteras, fuentes de
identidad, enarbolan los estandartes de
la división ante cualquier rastro y cualquier lealtad.
Las estrellas son semejantes nosotros.
Es allí donde la noche y el día se encuentran y se desafían, una visión suprema de libertades y deberes, tabúes y prohibiciones, un margen donde
dominan las reglas a las que nos sometemos toda la vida,
y donde los prejuicios se mezclan con las frustraciones y la gente, para
satisfacer sus deseos, se esfuerza por cruzarla, en cuerpo y mente, constreñidos desde el principio por nuestro
destino contrariado.
Entonces,
mientras la pasión talla surcos invisibles en el alma como ríos, mide el tiempo
perenne.
En
lo profundo del cielo en movimiento de nuestras pruebas, nuestros sueños
vestidos de relámpagos anuncian el advenimiento de una humanidad sin límites.
Ahora
el tiempo, congelado en la imaginación del hombre mantiene su halo suspendido sobre
cada latido del corazón ¡Aliento de orígenes en las alas del viento!
El
mar oye crecer sus olas salvajes en las orillas desiertas de la esperanza. El
equilibrio parece haberse roto entre el hombre y la tierra en suspenso.
Y
nuestra errancia en el umbral del mundo, ¿es sólo una ilusión? Recuerdo el lenguaje de los relámpagos.
Los
creyentes en busca de la verdad suben las colinas talladas con anécdotas a la llamada
de la ausencia suprema.
¡La
frontera no es absoluta! La frontera apenas es inmutable ¡Piensa, oh soñador del infinito, en tus incansables
pasos errantes por los senderos ocultos de tus mañanas!
Y es
el exilio el que declina para ti sus más extraños designios
19 de noviembre de
2022
De: “L’espoir, source de vie”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario