La abuela Rosa
Chusmera,
cachiporra, roja y lenguilarga,
india yerbatera, sibila y mirla,
de ella este no agachar el cuello,
este abrir a cabezazos las puertas de la percepción,
para que las bestias duerman en mi patio.
De ella el anhelo de ser prado donde la luz madura.
Por ella esta determinación
de que algún día un samán sea mi patria.
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