Reencuentro
Vendré,
solo y oscuro, a la sombra de los acantilados,
a
ofrecer a tus pies mis lágrimas tan frágiles,
Oh
tú que duermes allá donde el silencio te apacigua.
Y
tomaré alas si se debe partir ágil
Sin verte,
he vivido mucho tiempo sin horizonte;
así
que no puedo contener este torrente que me invade.
Pensarte
me hizo caer en un río maldito,
y
créeme, sin verte, no tendré razón.
Pero
me iré lejos, muy lejos, allá donde toda vida expira,
si
alguna vez te veo. Te amo y vendré.
Y si
me robas los ojos, te veré
al
sonido del viento que me quitará el suspiro.
Te
doy una rosa, y en mi corazón goce.
Pero
siempre lo ignoro, porque siempre lloro.
Versión
de Mariela Cordero
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