martes, 24 de diciembre de 2019

JULIO TRUJILLO





Péndulo



Ana es adicta al tiempo del columpio,
que marca un ritmo
pero nunca avanza
(¿quién soy para explicarle que se engaña,
que el sol se pone y las cadenas
se desgastan?).
Y exige siempre que yo esté a su espalda:
para que nada se interponga,
pienso,
entre el ansia y el vuelo.
No quiere la sonrisa de su padre
estropeándole el cielo.
Allá va una vez más,
es pura risa,
remonta el aire y luego lo conquista.
Y cada vez que vuelve yo agradezco
que me lleve en su péndulo,
que yo también desde los ojos crea
que en ese ir y venir
no pasa el tiempo.



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