Velas y vientos cumplan mi deseo…
Velas
y vientos cumplan mi deseo,
siguiendo
dudosos caminos por la mar.
Mistral
y Poniente contra ellos veo fraguar,
más
Siroco y Levante les ayudarán
junto
con sus amigos Gregal y Mediodía,
que
humildemente ruegan al viento tramontana
que
les sea propicio en su soplar,
y
así, los cinco, consigan mi regreso.
Hervirá
el mar cual la cazuela en el fuego,
mudando
su color y estado natural,
y
mostrará querer mal a cualquier cosa
que
un instante sobre él se detenga;
peces
grandes y pequeños correrán a salvarse
y
buscarán escondrijos secretos;
huirán
del mar donde nacieron y crecieron,
y
su salvaci6n en la tierra perseguirán.
Todos
los peregrinos a la vez jurarán
y
prometerán presentes hechos de cera;
el
gran pavor sacará a la luz los secretos
que
al confesor no fueron descubiertos.
En
el peligro, no os borraréis de mi pensamiento,
antes
bien haré votos al Dios que nos ligó
para
que no mengüe mi firme voluntad
y
en todo momento me seais presente.
A
la muerte temo, que de vos me separa,
y
porque Amor por muerte es anulado;
mas
no creo que mi querer, superado
pueda
ser por tal separación.
Me
temo que vuestro escaso amor
me
abandone al olvido, apenas yo muera;
tan
sólo este pensamiento aturde mi placer
-pues
no creo que tal suceda mientras viva-:
que
tras mi muerte, perdáis poder de amar,
y
todo él en ira se convierta,
en
tanto que forzado yo a dejar este mundo,
todo
mi mal sea el de no poderos ver.
¡Oh
Dios! ¿por qué no hay limite en el amor,
si
cerca de aquél yo me encontraría solo?
Sabría
cuándo vuestro querer me quiere,
temiendo,
confiándolo todo al porvenir.
Soy
el más ferviente amador,
tras
de aquel a quien la vida ya Dios arrebató:
pues
yo vivo, y mi corazón no muestra duelo
tanto
por la muerte como por su enorme dolor.
A
bien o mal de amor estoy dispuesto,
pero
mi mala fortuna a tal caso no me lleva ;
desvelado,
abierta de par en par la puerta,
me
hallará respondiéndole humildemente.
Yo
deseo aquello que tanto puede costarme,
y
esta espera de muchos males me consuela;
no
me place el que mi vida esté a salvo
de
un muy grave caso, el cual pido a Dios ocurra.
Entonces
no tendrán las gentes que dar fe
de
lo que Amor fuera de mí haga;
su
poder se manifestará con actos
y
mis dichos con hechos probaré.
Amor,
siento de vos más que no sé,
y
la peor parte me tocará:
sólo
sabe de vos quien sin vos está.
Al
juego de los dados os asemejáis.
Versión de José Batlló
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