Como en los días de julio
"Siempre es el mar
donde mejor se quiere".
Andrés Eloy
Blanco
No
quiero oír tu voz,
ni
adivinar tu angustia
desde
el destierro,
ni
revivir en momentos de celo o de locura
aquella
nuestra entrecortada despedida.
(Las
voces de la noche eran nuevas, sutiles;
tus
amplios pechos se encogieron, tremendos en su lucha,
buscando
encarcelarse en la tiniebla tibia. )
Ella,
la despedida, no era marina como en lejano día,
sino
terrestre, final, definitiva;
molde
de soledad, herida, grieta, tajo de nuestras vidas.
Y
así quiero que sea.
(Tu
imagen está ya condenada al limbo de las horas perdidas
en
la inmensidad de un mar que se despierta, atónito,
de
un sueño de ondinas, madréporas en flor y barcos asesinos.)
No
quiero reflejar mi triste mirada en tu recuerdo.
Quiero
olvidarte toda, poro a poro,
exánime,
jadeante, casi muerta sobre la tierra plena
que
conjuga el amor ígneo de la euforia volcánica.
(En
la lejanía mueren en coro, de tedio,
con
dignidad crustácea, los pálidos cangrejos,
y
la tarde se disfraza de buzo.)
En
mi memoria serás desde hoy,
como
en los días de julio,
un
sudor hecho hembra
al
final del camino.
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