No
quise
Hace
frío en la casa donde vivo,
tiene paredes delgadas y el techo
no es de material seguro. Llueve
y la humedad cala por dentro y llega
hasta la habitación más escondida.
Salgo a la calle algunas veces
y el frío y la humedad persisten,
y la ropa que llevo no logra amortiguar
la vieja sensación de desabrigo.
A mi
lado caminan otros hombres
que aprendieron muy bien cómo afrontar
todas las inclemencias. Y que saben
que al llamar a su puerta por la noche
encontrarán el encendido hogar dispuesto
y, junto a él, la rosa ardiente de la dicha.
No así mi puerta, mi casa, ni mi atuendo.
Nunca quise halagar a quien desprecio
y desde entonces sufro este destino.
De:
“Otra vez la poesía”
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