miércoles, 9 de abril de 2025

MARGE PIERCY

 

 

  

Promesas de invierno

 

 

Tomates rozagantes como las nalgas perfectas de los bebés,
berenjenas brillosas como guardabarros lustrados,
ajíes impecables de neón violeta
y reluciente, chauchas trepadoras prolíficas
que crecen como el tallo de Jack bajo los efectos del Viagra,
grandes como ruedas de camión, las zinias que el hongo
nunca marchita, las rosas colgadas
de un arbusto que el chancro jamás tocó,
los arbolitos frutales valientes que ladean
sus adornos inmaculados de frutas de vidrio:

estoy acostada en el sofá, cubierta
de catálogos de semillas, queriendo comprar
demasiadas. Por la ventana cae
aguanieve y un viento ribeteado de
cuchillos de hielo se mete por cada hendija.
Miéntanme, mercaderes de jardines:
Quiero creer en todas las promesas,
creer en tomates de dos kilos
y en dalias más brillantes que el sol
que se comió la escarcha hace unos días.

 

 

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