Y el sobrepeso de la palabra amor
hundió a los amantes.
Deslucida de todo sentimiento,
doliéndose de sí,
lastrando una retórica en desuso,
con hambre de olvido,
bajo un inventario de culpas
que se arañan unas a otras,
hijas de una misma decepción.
Nada baja ya
a los osarios de este corazón:
porque el sobrepeso de la palabra amor
hundió a los amantes.
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