martes, 16 de noviembre de 2021

CARLOS MARZAL

 

 

 

Sangre joven

  

 

Quiero tu sangre joven, que es querer 
todo lo que la vida aún no ha podido hacerte. 
De lo que me alimento 
es de esa inútil sangre esperanzada, 
de cuanto sé que ignoras hasta hoy, 
y que más nos valdría que no supieses nunca. 
De esa manera, por obra de tu sangre, 
creo en lo que no creo, y olvido lo que sé 
que te ha de suceder. 

Quiero esa risa 
que aún no ha tenido tiempo de hacerse prudente, 
de pensarse dos veces si reír 
es celebrar el mundo o lamentar su estado. 
Envidio el que no hayas vendido 
ninguna alma al diablo, y que bailes con él 
a la luz de la luna, a veces, sin conciencia. 
Juego contigo, porque no sabes las reglas, 
ni siquiera las de tu propio juego, 
y mientras las aprendes 
soy el que ya no soy desde ya no sé cuándo. 
Quiero la impunidad con que te entregas 
a la tarea de vivir la vida, 
sin paz, sin horizonte, sin infierno, 
que son el argumento de las vidas ajenas. 
Viéndote hacerlo, se diría 
que desconozco todo lo que conozco. 
Así es tu sangre. 
Ya sabes lo que busco. 
Qué tristeza que el tiempo, o yo, o tú misma 
tengamos que matar, en ti, toda tu sangre. 

 

 

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