Para
no morir tengo las calles
Para no
morir tengo las calles,
Me llevan desde mis deseos a mis sueños.
Tengo mis manos para construirme la vida
Y mis pies para trepar a sus peldaños.
Tengo la luna anidada en mis ojos;
Su mantel, su espejo y su faro.
Pero a veces muero sin que lo sepa,
Quedo sordo y ciego;
Quedo mudo como el tronco de un árbol viejo.
Ni el claro de la luna me reanima,
Ni la brasa del sol; ni el café bien servido.
Nada me devuelve la vida cuando he muerto.
Otras veces resucito abruptamente.
Me cae la amanecida; la lluvia me despierta.
En mi ventana busco mi respuesta.
Sobre mi espejo escribo: ¿Quién anda por ahí?
Al silencio, que entre mis sábanas reposa, le pregunto:
Al final de ese pasillo, una voz me dice tu nombre.
Me llevan desde mis deseos a mis sueños.
Tengo mis manos para construirme la vida
Y mis pies para trepar a sus peldaños.
Tengo la luna anidada en mis ojos;
Su mantel, su espejo y su faro.
Pero a veces muero sin que lo sepa,
Quedo sordo y ciego;
Quedo mudo como el tronco de un árbol viejo.
Ni el claro de la luna me reanima,
Ni la brasa del sol; ni el café bien servido.
Nada me devuelve la vida cuando he muerto.
Otras veces resucito abruptamente.
Me cae la amanecida; la lluvia me despierta.
En mi ventana busco mi respuesta.
Sobre mi espejo escribo: ¿Quién anda por ahí?
Al silencio, que entre mis sábanas reposa, le pregunto:
Al final de ese pasillo, una voz me dice tu nombre.
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