jueves, 29 de septiembre de 2022

ANA LUCAS

 

  

Ausencia

 

 

El reflejo nos marchita,

es lo que somos

lo que deberíamos amar

pero, ¿quién sabe hacerlo?

Yo no quiero ni mirar

cuando rompen las olas

con fuerza en mis piernas.

Nos enseñan la doctrina,

uniformidad de las ánimas,

a ser soldados del silencio,

del exceso de dolor.

 

Ella lo intentó.

Él ganó.

Lo siento.

Siento que me vieras crecer

y sufrieras más que yo los bombardeos.

Yo me inmolaba por un poco de atención.

Me gusta pensar que es pasado, pero no.

El error es verme con tus ojos,

porque los cerrabas con frecuencia

y yo gritaba y gritaba

y tú haciendo oídos sordos.

Entre cien voces no distinguías la mía.

Ni siquiera en el silencio.

 

Soy gracias a ti,

o por tu culpa.

Dejo que me lances al aire una y otra vez

sin saber si me recogerán tus brazos.

No se me rompen los huesos

pero sí la fuerza, la seguridad

y el instinto de supervivencia.

Vivir contigo y con tu ausencia

es caminar por un campo minado

con la certeza de que el suelo explotará.

  

De: “Oasis”

 

 

 

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