martes, 19 de agosto de 2025

GIUSEPPE NIBALI

 

 


Todo este ruido humano que te canto

 



es el dolor niño de los días en la sonrisa

de revista, con el lápiz labial ahora me hablas segura

de los trenes y tienes la mano para cubrir la luz del

viaje, de los besos en la frente en el secreto de las vías.

Yo hago de todo para decirte, para llamar el gajo

de sol sobre tus ojos y pienso que está fijo en ti

el bien que se mueve por el mundo.

Cómo te cierras para retener el sostén en el vuelo

del agua o sobre los balcones donde se desenvuelve una

soledad que no sientes, pero espanta,

espanta a cualquiera, también a los demás (y eran muchos)

para tirar el dolor por las barandillas, y asomados

también nosotros, amor, en esta colmena miramos

juntos el partido, ahora yo he regresado,

pero quizás es más importante el partido, no queda

otra metafísica, tampoco la ficción

de la respuesta, de la pregunta:

 

«¿te molesta esta historia?»

 

«No, espero todavía todo el tiempo. Y luego, después, otro tiempo, para abrazarte. Tú relájate. Te traigo algo, aquí al balcón, una ensalada de mar. Pero diviértete, mira el partido, que ha vuelto a llover, y hay un silencio perfecto, no tenemos que regar el jardín, se está bien así hoy, los niños están en la escuela, luego, quizás, más tarde, sería lindo hacer el amor».

  

Versión de Antonio Nazzaro

 

 

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