El pensamiento
Cual
suele abeja inquieta, revolando
por florido pensil entre mil rosas,
hasta venir a hallar las más hermosas
andar con dulce trompa susurrando,
mas
luego que las ve, con vuelo blando
baja, y bate las alas vagarosas,
y en medio de sus hojas olorosas
el delicado aroma está gozando,
así,
mi bien, el pensamiento mío
con dichosa zozobra por hallarte
vagaba de amor libre por el suelo;
pero
te vi, rendime, y mi albedrío,
abrasado en tu luz, goza al mirarte
gracias que envidia de tu rostro el cielo.
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