El
sueño
Los
gérmenes poéticos del sueño resultaron ser, no como los pobres profesores, los
mezquinos críticos realistas trataron de hacernos creer, un nuevo paraíso
inalcanzable, un espejismo, sino los gérmenes nocivos y actuante, los útiles
reactivos para corroer la infame realidad. El sueño no es un refugio sino un
arma.
Los malos instintos de libertad danzan su ronda diabólica. ¡Fuera la
conformidad, la resignación, la medianía!. En su esputo negro ahóguense
los bellacos, los explotadores, los que aprovechan la miseria de los más, y la
maldita clerigalla, y el abominable espíritu religioso, y los fantasmas
cristianos, y los mitos del capital, y la familia burguesa , y la patria
infamante.
La libertad del hombre, es decir, el sueño acuñado en la realidad, la poesía
hablando por la boca de todos y realizándose, concreta y palpable, en los actos
de todos.
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