De
la extraña razón por la cual la palabra que designa ese encuentro particular
que llamamos misa significa curiosamente despedida o cómo salir del reino
Quizá
el final sea el momento propicio para la nostalgia
la hora de pensar en el modo decididamente triste
en que el doctor Armand Delille dispone sus herramientas
en el maletín de los remedios
tal
vez la presencia rociada
del
amarillo y del verde de las gramíneas o plantas
leguminosas tal vez
la tonalidad siempre caprichosa de lo melancólico entre las losas
del atrio la raíz tal vez
de
las malas hierbas
o
hierbas de poca monta por lo menos (pues ni siquiera
hemos llegado aquí para masticar lechuga o convicción)
constituya un paisaje
reconstitutivo
(ahora
nos alcanzan sin intención de permanencia
rachas
de ricino y colcha)
para
Delille doctor desvalido (o sea, desamparado, privado
de
ayuda y socorro, según varias fuentes)
y
pobre
pobre
pobre Armand arremangado sin aliño y que acompasa
su respiración al cese de los insectos
aunque
de eso
malditos
libros, de eso
no nos diga nada nada cuente Delibes de Castro
no informe al lector (a quién le importan pormenores)
inapelables tantas jornadas de dolor y angustia
qué
jeringas
para
una anatomía alternativa un corazón
abierto Armand querido he venido a besarte la arena
a terminarme tu plato de agravios
y si
la medicina
no
entiende los sucesos inextintos (infácultos, dice)
si no se da noticia (y eso, lo sé, te conmociona y sufres)
no lo olvides
yo
te amo
distraigo
las hebras de tu levita
con las yemas de los dedos sustraigo lo rígido.
No
se aflija doctor si no logra el relato de aquellas horas matutinas
(aunque ya era tarde, porque siempre es tarde en lo sucedido)
si los terrenos del Château Maillebois recibían una luz espléndida
entonces en 1956 usted se había venido claramente abajo
tanto territorio en polvorosa aterido
por la precisión lacónica de los círculos de la uva
pero
de eso quién y dónde
si
te ponen la pega de haber clasificado a los conejos
entre las especies de la delicadeza
privados
desproporcionadamente
de felicidad y el resto
fue un echar a correr de las pulgas y desavenencia de los mosquitos
con referencias connotadas pero insignificantes
a las zonas pantanosas donde menos cubre
cuando
la cuestión es otra
porque
¿y si la mudez ya estaba en las aguas o en la especie o en la digestión
lenta del abrazo que nunca tuviste, Armand?
¿Qué culpa tienes? ¿Está la culpa en la raza en la suavidad apenas
comprensible a los dedos? ¿Quiénes son los conejos?
Y
ahora qué diré.
Cómo
cuento tu tribulación tu habilidad de agujas
la destreza para reunir plomo en aurículas y desmayarte
pero
bien
que
todo esto no nos engañe
que quede muy claro cuál es el peligro
no nos engañe salir sin zamarra o contemplar
la irregularidad de las aves
pues incluso cuando vuelan juntas (desde las seis hasta las nueve)
y nos maravilla su variación de triángulos
deberíamos
admitir
sobre el atrio (la era en desuso, provecho de piernas)
que hay dispersión en la bandada
que los cartílagos no se juntan nunca del todo y duele
porque no son figura no son figura o son figura
solamente y por eso
hay
tiniebla.
Llora
hoy,
llora desconsoladamente Armand en la hora herbaria y pace
entre las losas y vosotros
preguntaos
cuando
las mujeres bajan las gradas en haldas y los hombres
frente al portón historiado de la iglesia ensayan gestos ensayados
y todo es una broma simpática (o efusiva) con sol de fondo
preguntaos
si
acaso significa algo que nos demos la mano justo
ahora
que todo el mundo se está marchando
feos de repente
volcando
las mesas
sin
posesión de lo propio
en seguida hacia el camino de zarzas que remata el pueblo y
regresa al hogar conversando
sin nada especial que contarnos,
queridísimo Armand contempla la tarde luctuosa contemplad
la tarde luctuosa de un joven médico de provincias
sentado en la escalinata y leporino
apartado de todos y de sí mismo
masticando
las mejillas la nariz desplazando lo imperceptible
mirándome
la mirada súplica
que le entienda
le abrace
que no me aparte
de tu lado
con la belleza incontestable de los esfuerzos silenciosos
mientras el mundo se pierde de vista
y
tiemblas.
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