A
una niña
Niña
gentil que a la vida
despertaste alegre ayer,
como en Oriente despierta
la luz al amanecer.
despertaste alegre ayer,
como en Oriente despierta
la luz al amanecer.
Niña,
que del oro cielo
viniste al mundo a caer,
como aljofarada gota
del nítido rosicler.
viniste al mundo a caer,
como aljofarada gota
del nítido rosicler.
Y
en inmaculada cuna
te remeciste después,
como ilusión que se mece
del sueño al dulce vaivén.
te remeciste después,
como ilusión que se mece
del sueño al dulce vaivén.
Niña
de cabellos de oro
y de labios de clavel
Son de rosa tus mejillas
es de raso tu alba tez.
y de labios de clavel
Son de rosa tus mejillas
es de raso tu alba tez.
Es
tu sonrisa inconsciente,
de ángel tu mirada es,
y como brilla una estrella
brilla el candor en tu sien.
Dichosa tú que del mundo
de ángel tu mirada es,
y como brilla una estrella
brilla el candor en tu sien.
Dichosa tú que del mundo
pasando
vas el dintel,
sin sospechar que las flores
espinas tienen también.
sin sospechar que las flores
espinas tienen también.
En
mi canto, bella niña,
le ruego al Dios de Israel,
que la virtud de tus años
tierno, en otros te dé.
le ruego al Dios de Israel,
que la virtud de tus años
tierno, en otros te dé.
Para
que ese mundo, nunca,
con su lodo y fetidez,
ensucie de tu pureza
el blanquísimo glasé;
con su lodo y fetidez,
ensucie de tu pureza
el blanquísimo glasé;
Qué
siempre tú, mariposa
en primoroso vergel
hueles y en las flores halles
ánforas ricas de miel;
en primoroso vergel
hueles y en las flores halles
ánforas ricas de miel;
Que
dé calor a tus alas
el santo sol de la fe,
y que jamás una espina
tus alas llegue a romper.
el santo sol de la fe,
y que jamás una espina
tus alas llegue a romper.
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