jueves, 17 de julio de 2014

FRANCISCO MANRIQUE CABRERA



 

Canción

 


Otra vez con la canción adulta,
nube, pájaro o trino,
he llegado a mis lomas y palmas
todo río.
Balbuceo una lluvia de crepúsculos
porque soy horizontes.
Nada conozco
sino las huellas
que sobre mí olvidaron los caminos.
Mi planta sabe lomas:
esas muchachas jíbaras
cogidas de las faldas
jugando Ambos a dos...
Mis manos callosas de coquí,
no saben otra ruta
que la que el Seis Chorreao
les trazó sobre el güiro.
Por ella marcho con mi acento arcaico,
puertorriqueño, amargo, polijíbaro,
para aprenderle el canto
a una gotita de agua,
que nacida en la entraa de mis lomas
se pensaba en la tierra,
que soñaba de tierra,
tan de tierra, que se hizo ciudadana
del barranco y la arcilla.
Pobrecita gotita de agua
tan de tierra de noche y de día.
Ella me enseñará a cantar
porque ignora que al besarla de sol
le pretendo lucero,
y no sabe el chas chas ni el glu glu del arroyo.
Es la gota doncella de los silencios jíbaros.
Yo, yo cantaré.
¿Yo? Yo que eres tú, la montaña,
el río, la tierra, la palma,
y mis lomas: esas muchachas jíbaras
tan alegres y tristes
cogidas de las faldas
jugando Ambos a dos...

 

 

 

 

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