jueves, 16 de abril de 2015

BENJAMÍN PRADO


 

La dulce vida entre la hierba verde
                                                                (Garcilaso de la Vega)

 

Hay un silencio, abajo, de estatuas destruidas.
Amanece.
                     Recuerdas
el amor con su ambiente de barco amotinado,
la vida como un sueño con tesoros y mapas,
el rocío y su lava de cristal.

Amanece. Recuerdas.
Los caballos rompieron la lluvia con sus cascos;
las torres eran parte de tu sangre,
tu muerte se añadía a las campanas.

En su memoria azul,
río abajo, las aguas te recuerdan ahora;
te apoyas en un muro matizado de hiedra,
el carbón de la vida
                                         se consume en tus ojos
y la nieve
sofoca el fuego de tus manos.

No preguntaste entonces quién movía las águilas,
quién juntó las tinieblas y los lobos
quién sembró la semilla del árbol del ahorcado.

Cuando ardía el laurel y se quebraba el hielo.
Cuando tu corazón se asociaba a la escarcha.
Cuando la luz fue parte de la noche.

Cuando el sol extendía su óxido por la arena
alguien te vio dejar,
perdida junto al cisne redondo de la luna,
la dulce vida entre la hierba verde.

 

De "Un caso sencillo"1986

 

 

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