Vencida
estoy
en tu noche febril.
Soy esa luna
que lentamente se desangra,
soy esa luz que se debate
entre la libertad del aire
y la penumbra.
Pues al sumirme en ti
como en un sueño,
he iniciado mi viaje
por un extraño laberinto
donde sólo se plasma
la única imagen tuya.
Abordo ahora un infinito tren
con rumbo conocido,
el tuyo.
Divago en tumultuosas calles
en extranjeros mundos,
buscándote.
Soy quien me bebo
sorbo a sorbo la ausencia
con la firme esperanza
de encontrarte.
Hay una puerta abierta a ti,
detente en ese umbral,
quiero saciar la sed
de esta aventura,
calmar ese deseo de tenerte,
de sentirte cotidianamente
habitando en mi casa,
abordando mi lecho.
Detente en esta orilla,
pasajero de todos mis momentos,
estación del silencio
infatigablemente recorrida.
en tu noche febril.
Soy esa luna
que lentamente se desangra,
soy esa luz que se debate
entre la libertad del aire
y la penumbra.
Pues al sumirme en ti
como en un sueño,
he iniciado mi viaje
por un extraño laberinto
donde sólo se plasma
la única imagen tuya.
Abordo ahora un infinito tren
con rumbo conocido,
el tuyo.
Divago en tumultuosas calles
en extranjeros mundos,
buscándote.
Soy quien me bebo
sorbo a sorbo la ausencia
con la firme esperanza
de encontrarte.
Hay una puerta abierta a ti,
detente en ese umbral,
quiero saciar la sed
de esta aventura,
calmar ese deseo de tenerte,
de sentirte cotidianamente
habitando en mi casa,
abordando mi lecho.
Detente en esta orilla,
pasajero de todos mis momentos,
estación del silencio
infatigablemente recorrida.
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