Mudable
como el tiempo es tu mejilla,
o arde como una tarde del estío
o hiela, o poco menos, si hace frío;
pero ardiente o helada es maravilla.
o arde como una tarde del estío
o hiela, o poco menos, si hace frío;
pero ardiente o helada es maravilla.
Deja
que acerque mi cansada arcilla
al pétalo de amor que llamo mío,
mientras corre mi brazo como un río
por tu cuello, delgada torrecilla.
al pétalo de amor que llamo mío,
mientras corre mi brazo como un río
por tu cuello, delgada torrecilla.
Calor
o frío, llamarada o nieve,
no me importa un instante su mudanza,
que a ocultos nervios nada más se debe.
no me importa un instante su mudanza,
que a ocultos nervios nada más se debe.
Tu
corazón es nido de templanza
y grave su latido al par que leve.
Y si no, que lo diga mi esperanza.
y grave su latido al par que leve.
Y si no, que lo diga mi esperanza.
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