El extranjero
Pregunto por mi patria,
por su noche inacabable y su leyenda.
Toco los ojos de los ancianos,
respiro en el sueño de las doncellas
y pregunto, pregunto por mi patria y mi niñez.
Los juegos secretos de mi infancia,
la sombra de mis antepasados muertos, la historia
llena de héroes y de músicas,
como una aurora inacabable,
las banderas, los himnos y los sueños de mi patria
yacen en una comarca callada para siempre.
Busco, busco en vano
un país sumergido en las sombras,
una mansión abandonada, un cadáver
rodeado por la noche, el lecho
de unos amantes evadidos.
Un viento invariable arrastra hacia el olvido,
cuya sombra es la muerte, los despojos
de una vida posible que me esperaba.
Soy el olvidado habitante de una patria perdida,
abandoné sin tocarla una niñez dichosa
y ningún día me dirá el secreto
que a veces ilumina la miseria de los hombres.
Pregunto por mi patria
y mi esperanza busca una palabra, el nombre
de una ciudad antigua, de una calle pequeña,
de una fecha de victoria o desolación,
el hombre, el dulce nombre de un amor secreto.
Si toda esperanza surge del pasado
nada en verdad poseo, y sin embargo
pregunto por mi patria y mi niñez,
por los días que he vivido y la alegría.
Mas nadie me conoce
y yo nada conozco sino la muerte.
(Formas de la
ausencia, 1955)
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