Prados
Tal vez
ni siquiera es verdad
lo que
en tu corazón oyes gritar a veces:
que
esta vida es nada
para tu
ser
y lo
que conocemos como luz
es un
deslumbramiento,
deslumbramiento
último
de tus
dolientes ojos.
Acaso
sólo es la vida
lo que
el saber en días jóvenes:
anhelo
eterno que busca,
de
cielo en cielo,
quién
sabe qué horizonte.
Somos
como la hierba de los prados
que
siente sobre sí soplar el viento
y canta
plena en el viento
y vive
siempre en el viento
y sin
embargo no supo crecer
de
forma que aquietase aquel vuelo supremo
ni
levantarse de la tierra
para
anegarse en él.
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