Yee Bow
Me
hicieron asistir a las clases de catecismo
en
Spoon River,
y
quisieron que negara a Confucio por Jesús.
No
me pudo haber ido peor
si
hubiera pretendido que negaran ellos
a
Jesús por Confucio.
Pues,
un día, sin siquiera avisar,
como
si fuera una broma,
se
me acercó por detrás, silenciosamente, Harry Wiley,
el
hijo del ministro, y me perforó los pulmones
con
mis propias costillas bajo el golpe de su puño.
Ahora
nunca dormiré con mis ancestros en Pekín,
y
ningún niño rezará sobre mi tumba.
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