Cantos para un rosario
1. A mi hermana
Por
donde pasas, dejas la tarde y el otoño.
Un
venado azul se escucha bajo los árboles,
Un
estanque solitario por la tarde.
Se
escucha suave el vuelo de las aves,
La
tristeza cubre tus ojos.
Se
escucha tu breve sonrisa.
Dios
ha ocultado tus párpados.
Por
las noches las estrellas buscan,
Niña
de Viernes Santo, tu frente.
2. Cercanía de la muerte
Oh,
va la tarde por las oscuras aldeas de la infancia.
El
estanque bajo los sauces
Se
llena de suspiros envenenados por la pena.
Oh,
el bosque baja suavemente sus ojos cafés.
Desde
las manos huesudas de los abandonados
Cae
el púrpura de sus días extasiados.
Oh,
la cercanía de la muerte. Oremos.
Esta
noche se disuelven entre almohadones suaves,
Color
incienso, los delicados muslos de los amantes.
3. Amén
La
putrefacción se desliza por la estancia;
Sombras
sobre el tapiz amarillo; en los oscuros espejos
Se
arquea la tristeza de marfil de nuestras manos.
Perlas
cafés se cuelan entre dedos extintos.
En
el silencio
Se
abren los amapolinos ojos de un ángel.
También
la tarde es azul;
La
hora de nuestra muerte, la sombra de Azrael,
Que
oscurece un ocre jardincillo.
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