No era la Muerte, pues yo estaba de pie…
No
era la Muerte, pues yo estaba de pie
Y
todos los muertos están acostados,
No
era de noche, pues todas las campanas
Agitaban
sus badajos a mediodía.
No
había helada, pues en mi piel
Sentí
sirocos reptar,
Ni
había fuego, pues mis pies de mármol
Podían
helar un santuario.
Y,
sin embargo, se parecían a todas
Las
figuras que yo había visto
Ordenadas
para un entierro
Que
rememoraba como el mío.
Como
si mi vida fuera recortada
Y
calzada en un marco
Y
no pudiera respirar sin una llave
Y
era como si fuera medianoche
Cuando
todo lo que late se detiene
Y
el espacio mira a su alrededor
La
espeluznante helada, primer otoño que llora,
Repele
la apaleada tierra.
Pero
todo como el caos,
Interminable,
insolente,
Sin
esperanza, sin mástil
Ni
siquiera un informe de la tierra
Para
justificar la desesperación.
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