Esta noche
La
sombra amenazaba ya con su fatal ley
a
un viejo Afán que mis vértebras ha deshecho;
triste
por perecer bajo el fúnebre techo
sus
alas posó en mí. ¡Ay, sala de carey
y
de ébano, capaz de sobornar a un rey,
la
Muerte las guirnaldas de gloria ha contrahecho
y
es mentira tu orgullo para el que satisfecho
de
fe, vive alejado de la equivoca grey!
Sé
que en la inmensidad de esta noche, la Tierra
arroja
un resplandor de misterio que yerra
a
través de los siglos, cual fulgido remedio.
El
idéntico espacio, anulado o crecido,
a
los testigos fuegos muestra desde su tedio
que
en un astro, entre fiestas, un genio se ha encendido.
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