domingo, 3 de mayo de 2015

DELMIRA AGUSTINI


 

El cisne

 

Pupila azul de mi parque
es el sensitivo espejo
de un lago claro, muy claro!...
Tan claro que a veces creo
que en su cristalina página
se imprime mi pensamiento.

Flor del aire, flor del agua,
alma del lago es un cisne
con dos pupilas humanas,
grave y gentil como un príncipe;
alas lirio, remos rosa...
Pico en fuego, cuello triste
y orgulloso, y la blancura
y la suavidad de un cisne...

El ave cándida y grave
tiene un maléfico encanto;
clavel vestido de lirio,
trasciende a llama y milagro!...
Sus alas blancas me turban
como dos cálidos brazos;

ningunos labios ardieron
como su pico en mis manos;
ninguna testa ha caído
tan lánguida en mi regazo;

ninguna carne tan viva
he padecido o gozado:
viborean en sus venas
filtros dos veces humanos!

Del rubí de la lujuria
su testa está coronada:
y va arrastrando el deseo
en una cauda rosada...

Agua le doy en mis manos
y él parece beber fuego,
y yo parezco ofrecerle
todo el vaso de mi cuerpo...

Y vive tanto en mis sueños,
Y ahonda tanto en mi carne,
que a veces pienso si el cisne
con sus dos alas fugaces,

sus raros ojos humanos
y el rojo pico quemante,
es solo un cosne en mi lago
o es en mi vida un amante...

Al margen del lago claro
yo le interrogo en silencio...
y el silencio es una rosa
sobre su pico de fuego...
Pero en su carne me habla
y yo en mi carne le entiendo.

-A veces ¡toda! soy alma;
y a veces ¡toda! soy cuerpo.-
Hunde el pico en mi regazo
y se queda como muerto...

Y en la cristalina página,
en el sensitivo espejo
del algo que algunas veces
refleja mi pensamiento,
¡el cisne asusta, de rojo,
y yo, de blanca, doy miedo!

 

 

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