Schöneberg
Como
siempre, fue un affaire casual:
amistades de amistades, aquí, allá,
en el Norte, en el Sur…
Al
principio no me gustas.
Quizá reconozca en ti mis defectos
(¡difícil encuentro entre escorpiones!)
y siempre quiero espejos
de la imagen más perfecta.
Prosigue
la noche y el vino blanco,
de una región alemana
que me resulta totalmente extraña.
De repente (mientras «actúas»)
nos encontramos y nos sentimos.
«Treu»
es un adjetivo
que acababa de aprender,
y me resulta muy útil para esta velada.
El
vino y la noche prosiguen y nos separan.
Queda, sin embargo, mi fidelidad,
temporal y absoluta, a tu cuerpo,
a mi tacto.
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