7.
Hay racimos de soledad en tus manos...
Hay
racimos de soledad en tus manos, desposesiones más antiguas
que la sangre.
que la sangre.
Huyen
los años de tus ojos como bandadas de cometas por las plazas maduras.
(Sólo quedan los bueyes rumiando su tristeza.)
(Sólo quedan los bueyes rumiando su tristeza.)
Has
conocido, entre gavillas de silencio, el sabor amarillo de mis pasos,
el humo indescifrable de las brasas sin tiempo.
el humo indescifrable de las brasas sin tiempo.
Nunca
mi lejanía se amasó con barro, pero puse en tu boca las yemas más
quemadas y los besos más lentos. Nunca mi lejanía se espesó hasta tu cuerpo.
quemadas y los besos más lentos. Nunca mi lejanía se espesó hasta tu cuerpo.
Como
una fuente vieja, azul desde su olvido, arrinconaste el miedo
en arcas inviolables.
en arcas inviolables.
Ni
siquiera el dolor estalla entre tus labios. Ni siquiera la antigua,
la salada tristeza de mis besos.
la salada tristeza de mis besos.
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