Recuerdos de su esposo
De
mi sol claro, con la muerte ciego,
aquí
miro doquier las dulces huellas;
ciego
no; más allá de las estrellas
arde
con luz más clara y vivo fuego.
Aquí
vencido de mi amante ruego,
él
me mostró sus cicatrices bellas,
y
yo mis labios estampaba en ellas,
y
las bañaba de mi llanto el riego.
Sus
brillantes victorias me contaba
y
el modo y la ocasión con la serena
faz
con que abría la contienda brava;
de
llanto rompo en dolorosa vena,
pues
lo mismo que un tiempo me alegraba
me
causa ahora inconsolable pena.
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