lunes, 3 de febrero de 2014

BÁRBARA BUTRAGUEÑO




El asunto es éste
el cuerpo se dilata en soledad se expande sobre sí mismo
y de cuando en cuando abre puertas ventanas se proyecta
pero hay algo de negación en la apertura algo de carencia que abre huecos y el cuerpo es pájaro enfermo que gira y se vierte
fósforo en la garganta, sacrificio
y el cuerpo busca porque se busca se lanza porque se niega y es en el salto donde por fin se asume en vertical se asume en punto de fuga:
es lo precisamente otro desde fuera de sí mismo
y cae y se termina de parir en la caída.

Y es entonces cuando uno debe asumir el oficio
cuando es debido hacerse límite y cercar el origen y gritar alacranes y apuntalar las casas que nos quedan
dejar de pulirnos a modo de espejo
comprender que somos sed porque somos pozo
y entender que la forma más perfecta del amor es el regreso
y volver a uno para no negarse jamás
volver a uno para ser el centro de toda ausencia
y cobrar sentido en la casa propia de los huesos
en la oscura biología del desahucio que se impone.



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