jueves, 8 de enero de 2015

ALFONSINA STORNI


 

El hombre

  

No sabe cómo: un día se aparece en el orbe,
hecho ser; nace ciego; en la sombra revuelve
los acerados ojos. Una mano lo envuelve.
Llora. Lo engaña un pecho. Prende los labios. Sorbe.

Más tarde su pupila la tiniebla deslíe
y alcanza a ver dos ojos, una boca, una frente.
Mira jugar los músculos de la cara a su frente
y aunque quién es no sabe, copia, imita y sonríe.

Da una larga corrida sobre la tierra luego.
Instinto, sueño y alma trenza en lazos de fuego,
los suelta a sus espaldas, a los vientos. Y canta.

Kilómetros en alto la mirada le crece
y ve el astro, se turba, se exalta, lo apetece:
una Mano le corta la mano que levanta.

 

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