jueves, 8 de enero de 2015

MANUEL ACUÑA


  

 A una flor

 

 Cuando tu broche apenas se entreabría
 para aspirar la dicha y el contento,
 ¿te doblas ya y cansada y sin aliento
 te entregas al dolor y a la agonía?

 ¿No ves acaso, que esa sombra impía
 que ennegrece el azul del firmamento
 nube es tan sólo que al soplar el viento,
 te dejará de nuevo ver el día?

 ¡Resucita y levántate!... Aún no llega
 la hora de que en el fondo de tu broche
 des cabida al pesar que te doblega.

 Injusto para el sol es tu reproche,
 que esa sombra que pasa y que te ciega,
 es una sombra, pero aún no es la noche.

 

 

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