Eres tan tonta
Eres
tan tonta,
corres
como
el viento de la mañana.
Un
coche podría atropellarte.
Y
yo que había limpiado mi mesita:
ahora
la
tibia luz de mi pan es más clara.
¡Regresa!
Si quieres
compraré
una manta para mi cama de hierro,
una
manta sencilla y gris:
sienta
bien a mi pobreza
y
Dios la ama
y
a mí también me ama mucho.
Nunca
viene demasiado irradiante
pues
no quiere
deslumbrar
mis ojos
que
tanto anhelan mirarte.
Te
mirarán muy bien,
te
besaré con cuidado;
no
te arrancaré la chaqueta
y
te haré muchos chistes
pues
he inventado tantos desde entonces
para
que tú también te alegres.
Vas
a ruborizarte,
mirarás
la tierra, juntos reiremos
tan
alto, que en la vecindad nos oirán
los
jornaleros serios y callados,
y
en sus sueños
cansados
y rotos, ellos también sonreirán.
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