domingo, 4 de enero de 2015

TOMÁS DE IRIARTE


 

Del oro, como muchos, no dependo

  

Del oro, como muchos, no dependo,  
Fabio, pues ni le guardo ni codicio;  
ni dependo jamás del vulgar juicio,  
pues dar a luz mis obras no pretendo.  

Del sexo mujeril casi no pendo, 
pues amo por placer, no por oficio;  
y aun menos de la corte y su bullicio,  
pues de fingir y de adular no entiendo.  

Solamente dependo de la muerte,  
ya que discurso no hay ni diligencia 
que de su despotismo nos liberte.  

Mas la espero sin miedo y con paciencia,   
vivo sin desearla; y de esta suerte,  
amigo, se acabó la dependencia.

 

 

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