domingo, 4 de enero de 2015

DELMIRA AGUSTINI


 

 Mi aurora

 

 Como un gran sol naciente iluminó mi vida
 y mi alma abrió a beberlo como una flor de aurora;
 ¡Amor! ¡Amor! bendita la noche salvadora
 en que llamó a mi puerta tu mamita florida.

 Mi alma vibro en la sombra como arpa sorprendida,
 las aguas del silencio ya abiertas, en la aurora
 cantó su voz potente misteriosa y sonora.
 ¡Mi alma lóbrega era una estrella dormida!

 Hoy toda la esperanza que yo llorara muerta
 surge a la vida alada del ave que despierta
 ebria de una alegría fuerte como el dolor;

 y todo luce y vibra, todo despierta y canta,
 como si el palio rosa de su luz viva y santa
 abriera sobre el mundo la aurora de mi amor.

 

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