domingo, 4 de enero de 2015

CLAUDIA LARS


 
Sonetos del Arcángel (I)

 

Quiero, para nombrarte, voz tan fina
y tan honda... conciencia de la rosa,
eje del aire, llama melodiosa,
cambiante y desolada voz marina.

Vaivén de arrullo, trémolo a sordina,
rumor que el mundo y el azul rebosa;
arpegio de la escala luminosa
donde el canto de amor sube y se afina.

Para nombrarte debo ser tan clara
como lira perfecta que tocara
mano imposible, de belleza viva.

Y ha de vibrar dulcísimo tu nombre
-verbo del ángel, música del hombre-
en mi delgada lengua sensitiva.

 

 

 

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