viernes, 6 de noviembre de 2020

MAROSA DI GIORGIO


 

A veces, en el trecho de huerta que va desde el hogar...



A veces, en el trecho de huerta que va desde el hogar 
a la alcoba, se me aparecían los ángeles.
Alguno, quedaba allí de pie, en el aire, como un gallo
blanco -oh, su alarido-, como una llamarada de azucenas
blancas como la nieve o color rosa.
A veces, por los senderos de la huerta, algún ángel me
seguía casi rozándome; su sonrisa y su traje, cotidianos; 
se parecía a algún pariente, a algún vecino (pero, aquel
plumaje gris, siniestro, cayéndole por la espalda 
hasta los suelos...). Otros eran como mariposas negras 
pintadas a la lámpara, a los techos, hasta que un día 
se daban vuelta y les ardía el envés del ala, el pelo, 
un número increíble.
Otros eran diminutos como moscas y violetas e iban
todo el día de aquí para allá y ésos no nos infundían miedo, 
hasta les dejábamos un vasito de miel en el altar.


De: "Historial de las violetas" 

No hay comentarios:

Publicar un comentario